Tal vez podría haberle pasado desapercibido entre los encabezados noticiosos de la guerra comercial de EU con China, pero un conflicto comercial de baja intensidad con la otra potencia emergente de Asia también está hirviendo a fuego lento.
Inició hace un año, cuando EU despojó a India de un estatus especial de bajos aranceles a raíz de acusaciones de que discriminaba a compañías estadounidenses.
India respondió implementando los aranceles con los que había amenazado anteriormente por motivo de impuestos estadounidenses al acero.
El Presidente Donald Trump probablemente trate de llegar a algún tipo de tregua con el Primer Ministro Narendra Modi, pero aun así persistiría el conflicto subyacente, porque está impulsado por fuerzas similares a las que están detrás de la guerra comercial con China.
Esencialmente, Modi busca repetir la fórmula que convirtió a China en la segunda economía mundial al acoger la inversión extranjera, al tiempo que protege una mayor parte del mercado nacional para las compañías indias.
India no plantea la misma amenaza económica o geopolítica que China, pero actualmente está en un curso de colisión con Trump, quien está resuelto a castigar a cualquier país que él crea que se está aprovechando de EU.
La racha proteccionista de India se remonta a hace mucho tiempo. Su primer Primer Ministro, Jawaharlal Nehru, líder del partido Congreso Nacional Indio, veía al socialismo y a la substitución de importaciones como las claves para el desarrollo y la autosuficiencia del país.
Una crisis de divisas a principios de los 90 llevó a una ola de liberalización bajo el Congreso y una coalición encabezada por el partido nacionalista Bharatiya Janata (BJP) desató un periodo de rápido crecimiento en la década del 2000.
Sin embargo, regulaciones extensas, licencias y el control estatal de la banca y otras industrias clave, así como la creación de políticas caprichosas siguieron, obstaculizando el espíritu emprendedor y la inversión.
Modi prometió cambiar eso cuando encabezó al BJP de vuelta al poder en el 2014 sobre una plataforma de «mínimo gobierno, máxima gobernanza». Usó sus palabras ante el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, para defender a la globalización contra «las fuerzas del proteccionismo».
En casa, Modi introdujo cambios importantes, como un proceso agilizado de bancarrota y un IVA nacional simplificado.
Pero cuando se trató del mundo exterior, India volvió a acoger el proteccionismo bajo Modi. En su presupuesto del 2018 y nuevamente este año, el Gobierno de Modi elevó los aranceles sobre numerosos productos.
En su reporte sobre barreras al comercio extranjero el año pasado, el Representante Comercial de EU se quejó de que el programa «Hacer en India» y la Política de Comercio Internacional de Modi, además de una Política de Manufactura Nacional ya existente, imponían requisitos de contenido local y transferencia de tecnología sobre productos médicos, electrónicos, de defensa, de informática y de energía limpia.
Reglas nuevas y propuestas requerirían que los datos personales de clientes indios, los datos generados en India por proveedores de computación en la nube y ciertos portales de comunicaciones estuvieran ubicados físicamente en India.
El Gobierno de Modi también ha sido un participante renuente en pactos comerciales multilaterales.
Modi nunca debió haber sido visto como un liberalizador estilo Occidente. A diferencia de otros partidos de derecha que instintivamente están a favor de los negocios y la globalización, el BJP busca proteger a sus simpatizantes base de comerciantes y negocios pequeños de la competencia con compañías grandes, afirmó Swaminathan Aiyar, periodista de economía indio, en un comentario para el Instituto Cato en el 2018.
El actual abrazo proteccionista del BJP difiere de épocas anteriores cuando el objetivo era hacer que India fuera autosuficiente. En vez de ello, Modi busca asegurar un lugar para los productores indios en las cadenas de suministro globales, escribió Aiyar.
Modi se ha abierto a la inversión extranjera con la expectativa de que ayudaría a desarrollar capacidad de manufactura nacional, en gran medida igual que China.
Sin embargo, Modi enfrenta obstáculos que China no tuvo. En primer lugar, las regulaciones de India, por ejemplo en materia de contrataciones, despidos y adquisición de tierras, son mucho más onerosas para compañías grandes que para empresas pequeñas.
En segundo lugar, el auge de China ha provocado una reacción negativa global contra el libre comercio que influye contra cualquier país que repita su fórmula. Aunque los creadores de políticas estadounidenses no ven a India como una amenaza estratégica como China, la adopción de Modi de un nacionalismo más estridente, que ha provocado manifestaciones por la minoría musulmana del País, ha socavado parte de esa buena voluntad.
Trump afirma que en lo personal Modi le cae bien, pero eso no librará a India de una guerra comercial con EU, como tampoco el afecto de Trump por el Presidente chino Xi Jinping libró a China.